Una travesía mágica por Occitania: Un retazo de cielo francés.
En el sur de Francia, bañada por el sol mediterráneo, se encuentra Occitanie, una región repleta de contrastes y de bellezas inabarcables. Este territorio, conocido por su rica historia, su variada geografía y su particular lengua occitana, es una joya por descubrir en el corazón de Europa.
Toulouse
La aventura de hoy comienza en Toulouse, la ‘Ville Rose’, que nos recibe con sus edificios de ladrillo rosa que brillan bajo el sol.
Aquí, paseando por sus estrechas calles medievales y amplias plazas, uno puede empaparse de la vitalidad de la ciudad.
La magia de Toulouse comienza incluso antes de pisar sus calles. A medida que el avión desciende o el tren se acerca, la metrópoli se revela ante nuestros ojos con sus ladrillos rosados que le otorgan el sobrenombre de ‘Ville Rose’. En cuanto llegas, el embriagador aroma de los tilos y el vibrante bullicio de su gente te dan la bienvenida a esta ciudad llena de vida.
Toulouse es una ciudad de plazas. La ‘Place du Capitole’ es el corazón palpitante de la ciudad. Es aquí donde los vecinos se reúnen, sea para una manifestación o para celebrar una victoria del equipo de rugby local. El magnífico edificio del Capitole domina la plaza con su elegante arquitectura neoclásica y su colorido patio interior, el ‘Cour Henri IV’, que alberga frescos de la historia de Toulouse.
Desde el Capitole, las calles peatonales se ramifican como arterias, llevándote a los rincones más vibrantes de la ciudad. La Rue du Taur, por ejemplo, te lleva hasta la imponente ‘Basilique Saint-Sernin’, uno de los mayores templos románicos de Europa, donde la piedra blanca y los ladrillos rojos se entrelazan en un abrazo eterno.
No puedes dejar de visitar también el ‘Canal du Midi’, una maravilla de la ingeniería que atraviesa la ciudad y ofrece un lugar idílico para pasear o hacer un picnic junto al agua. Este canal, patrimonio de la UNESCO, es un testigo silencioso de la historia de la ciudad, desde los tiempos en que transportaba el trigo hasta el Mediterráneo, hasta la actualidad, cuando se convierte en el escenario de apacibles paseos en barco.
La belleza de Toulouse no se limita a su arquitectura y sus espacios naturales. La ciudad es un hervidero cultural, con numerosos museos y galerías de arte. El ‘Musée des Augustins‘ alberga una magnífica colección de arte desde la Edad Media hasta principios del siglo XX.
mientras que ‘Les Abattoirs‘ combina una colección de arte regional con un museo de arte moderno i contemporanio
Además del reluciente Capitole y los vastos vestigios de la antigua civilización romana, Toulouse es hogar de una serie de pintorescos barrios que merecen ser explorados. ‘Le Quartier des Carmes’, con sus calles adoquinadas y sus animados mercados, es una de las joyas ocultas de la ciudad. Aquí, puedes degustar deliciosos quesos regionales, pastas caseras y pasteles recién horneados mientras te sumerges en el vibrante ritmo de la vida local.
El distrito de ‘Saint-Cyprien’, al otro lado del río Garona, ofrece un ambiente completamente diferente. Este barrio artístico y bohemio está lleno de pequeñas galerías, librerías independientes y cafés encantadores donde puedes relajarte con un café o un vaso de vino de la región.
Si te interesa la ciencia y la historia, te encantará visitar el ‘Muséum de Toulouse‘. Este impresionante museo de historia natural ofrece fascinantes exposiciones sobre la evolución, la biodiversidad y la ecología, convirtiéndolo en un gran lugar para los visitantes de todas las edades.
Finalmente, no podemos olvidar el lado más futurista de Toulouse, con su papel central en la industria aeroespacial de Europa. La ‘Cité de l’espace’ es una visita obligada para los amantes de la ciencia y la exploración espacial.
No puedes dejar Toulouse sin pasar una noche en la ciudad. A medida que cae la noche, los ladrillos de la ciudad adquieren un tono dorado bajo las luces de la calle, y los bares y restaurantes cobran vida. Si buscas auténtica música francesa, el barrio de ‘Saint-Pierre’ es conocido por sus bares de jazz y su animada vida nocturna.
Toulouse es, en definitiva, una ciudad que combina a la perfección la riqueza de su pasado con la vibrante energía de su presente.
Un lugar en el que siempre hay algo que descubrir, y donde cada visita te deja con ganas de más.No es solo un destino, es una experiencia llena de historia, cultura, sabores y sonidos únicos.
Albi
A pocos kilometros de distancia llegamos a Albi. Una encantadora ciudad francesa ubicada en el corazón de la región de Occitania. Con su rica historia, hermosa arquitectura y ambiente acogedor, Albi es un destino que no se puede pasar por alto en un viaje por el sur de Francia..
Comenzamos nuestro recorrido en el corazón de la ciudad: la magnífica Cathédrale Sainte-Cécile. Esta impresionante catedral de ladrillo rojo, una de las más grandes de su tipo en el mundo, domina el horizonte de Albi con su elegante campanario. Al entrar, te encontrarás fascinado por los frescos coloridos y las detalladas tallas de madera que adornan el interior.
Desde la catedral, un corto paseo a través de las estrechas calles adoquinadas nos lleva al Palais de la Berbie, un antiguo palacio episcopal.
Siendo un de los castillos mas antiguos de Francia. Su nombre procede del occitano Bisbiá, lugar donde reside el Obispo.
Actualmente alberga el Musée Toulouse-Lautrec. Donde podemos admirar la mayor colección mundial de obras del famoso pintor postimpresionista Henri de Toulouse-Lautrec, nativo de Albi.
Después de sumergirnos en la historia y el arte, es hora de explorar el corazón verde de la ciudad: Les Jardins de la Berbie. Este hermoso jardín ofrece vistas panorámicas de la ciudad y del río Tarn. Las hileras de flores coloridas, las fuentes burbujeantes y los senderos sombreados son el lugar perfecto para un relajante paseo al atardecer.
Al final del día, asegúrate de detenerte en uno de los acogedores restaurantes locales para degustar la cocina regional. No puedes irte sin probar el famoso Cassoulet, un guiso a base de frijoles y carnes, acompañado de un vaso de vino de Gaillac, una de las denominaciones de origen más antiguas de Francia.
Albi no es solo un lugar para visitar, es un lugar para vivir y experimentar. Ven y descubre esta joya escondida en el corazón de Occitania.
Nimes
Prosegimos la ruta dirección Nimes, una antigua joya llena de historia, arte y cultura.
El viaje a Nîmes es como una travesía en el tiempo, con una historia que se remonta a la época romana.
La majestuosa Arena de Nîmes se eleva en el centro de la ciudad, un antiguo anfiteatro romano que, a pesar de sus dos milenios de existencia, sigue siendo una parte vibrante de la vida de la ciudad, acogiendo conciertos, festivales y corridas de toros.
Caminando por las calles de piedra, descubrimos otra gema romana, la Maison Carrée, uno de los templos romanos mejor conservados en el mundo. Sus elegantes columnas y la grandiosidad de su arquitectura impresionan a cualquier visitante.
Nuestro paseo nos lleva a la Torre Magna, una antigua torre romana desde donde se puede disfrutar de una vista panorámica de Nîmes y sus alrededores. Aquí, el pasado y el presente se fusionan, con la silueta de la ciudad moderna salpicada de antiguos monumentos romanos.
La herencia romana de Nîmes es solo una faceta de su atractivo.
El Musée de la Romanité, un fascinante contrapunto moderno a los antiguos monumentos de la ciudad, nos invita a sumergirnos más profundamente en la rica historia y la herencia cultural de la región.
Al final del día, les jardins de la fontaine nos ofrece un oasis de paz. Este elegante jardín del siglo XVIII, uno de los primeros parques públicos de Europa, es el lugar perfecto para un paseo tranquilo o simplemente para sentarse y disfrutar del suave clima mediterráneo.
Por último, no puedes irte de Nîmes sin degustar la Brandade de Nîmes, un plato tradicional hecho con bacalao y aceite de oliva, una delicia que captura los sabores robustos y auténticos de Occitania.
Nîmes es un tesoro escondido que te espera, una ciudad que combina la grandeza del pasado romano con el vibrante presente. No hay mejor lugar para sumergirse en la rica historia y la cultura de la región de Occitania.
Montpellier
Bordeando la costa, llegamos a Montpellier, una joya de Occitania, nos da la bienvenida con una mezcla única de encanto histórico y vibrante energía contemporánea.
En Montpellier, las plazas elegantes y las calles estrechas de la antigua ciudad amurallada, l’Écusson, irradian historia.
En el corazón de esta red intrincada de calles empedradas se encuentra la Place de la Comédie, un bullicioso centro de vida social con su elegante Ópera Comédie, y la grandiosa fuente de las Tres Gracias, que rememora la gracia y belleza de las deidades griegas.
Nuestra travesía continúa en la Cathédrale Saint-Pierre, un espectáculo gótico con un impresionante pórtico sostenido por dos enormes pilares.
La paz y serenidad que se siente dentro de sus muros contrasta con el bullicio de la vida estudiantil que fluye a su alrededor, un reflejo de la presencia de la Université de Montpellier, una de las más antiguas del mundo.
La riqueza cultural de Montpellier se despliega ante nosotros en el Museé Fabre, un imán para los amantes del arte con su amplia colección de obras maestras europeas. El vecino Pavillon Populaire, una galería de fotografía contemporánea, nos muestra el rostro más moderno de la ciudad.
La Promenade du Peyrou, también conocida como la «Terraza Real del Peyrou», es un gran espacio al aire libre en Montpellier que es esencialmente un parque que se construyó en el siglo XVII. Lleva su nombre por el hecho de que está ubicado en la cima de la colina más alta de la ciudad, el ‘Peyrou’ (piedra en antiguo occitano).
En la entrada de la Promenade, te recibirá una magnífica puerta de arco triunfal, la Porte du Peyrou, un regalo para Luis XIV, el Rey Sol. Sus relieves esculpidos muestran el poder y la majestuosidad de este monarca.
Adentrándote en la Promenade, encontrarás el Château d’eau, una estructura monumental que servía como punto final de un acueducto que abastecía a la ciudad con agua. Esta imponente torre de agua está rodeada por una cuenca que se llena con agua y refleja la elegante estructura.
Un elemento destacado es la estatua ecuestre de Luis XIV que adorna el centro de la Promenade. La original fue fundida para hacer cañones durante la Revolución Francesa, pero fue reemplazada por una réplica en el siglo XIX.
Caminar por la Promenade es un viaje a través del tiempo, permitiéndote disfrutar de impresionantes vistas panorámicas de Montpellier y más allá, hasta el mar Mediterráneo. Con sus espacios abiertos, árboles altos y estanques relucientes, es un lugar ideal para paseos tranquilos, picnics y para admirar las puestas de sol.
Los domingos, la Promenade cobra vida con un animado mercado de antigüedades y coleccionables. Aquí podrás buscar tesoros entre libros antiguos, muebles vintage, joyas y obras de arte.
Más allá del casco antiguo, encontramos el barrio de Antigone, un audaz experimento arquitectónico diseñado por el arquitecto Ricardo Bofill. Inspirado en la antigua Grecia, este barrio es una maravilla de formas geométricas y espacios abiertos.
Y para culminar nuestro viaje , nada mejor que degustar los sabores auténticos de Occitania con un plato de «Tielle Sétoise», una deliciosa tarta de pulpo y tomate, o un fresco y suculento «Bourride de Lotte», un estofado de pescado tradicional.
Montpellier, una ciudad de contrastes, combina perfectamente la majestuosidad de su pasado con la promesa de su futuro, invitándote a sumergirte en su ritmo y sus historias.
Carcassonne
Carcassonne es una joya escondida en el corazón de la región de Occitania. Resguardada en el regazo de los Pirineos, se alza como un vestigio del tiempo, con su inmensa ciudadela medieval, La Cité, y sus distintivos techos de tejas coloridas que se alzan sobre las cumbres doradas de los muros de la ciudad.
La Cité, con sus murallas dobles que abarcan casi 3 kilómetros y 52 torres, es un espectáculo impresionante que atrae a los amantes de la historia y la arquitectura de todo el mundo.
El acceso es libre de día y de noche, a través de la Porte de la Narbonnaise y de la Porte d’Aude, y gran parte de la ciudad medieval puede visitarse libremente.
El murmullo de las batallas pasadas parece vibrar en el aire cuando caminas por sus callejones serpenteantes y empedrados.
La Basílica de Saint-Nazaire es el corazón espiritual de la ciudad. Con su fusión de estilos gótico y románico, deslumbra con sus impresionantes vidrieras y sus meticulosos detalles en piedra. En un día soleado, la luz filtra a través de los cristales, bañando el interior en una paleta de colores vibrantes.
En las calles estrechas y serpenteantes de la Cité, encontrarás encantadores bistros y tiendas que venden todo, desde armaduras medievales hasta la famosa cerámica de la región. Los artesanos locales se enorgullecen de mantener vivas las tradiciones centenarias.
Cruzando el río Aude, la ciudad baja, la Bastide Saint-Louis, es un contraste perfecto con la fortaleza medieval. Aquí, las calles se dibujan en cuadrícula, flanqueadas por casas con persianas de colores y balcones de hierro forjado. El bullicioso mercado de la Place Carnot, que se celebra los martes, jueves y sábados, es un festín para los sentidos, con su variedad de quesos locales, panes recién horneados y vinos de la región.
Un viaje a Carcassonne no estaría completo sin probar el Cassoulet, un guiso de cocción lenta hecho con alubias blancas, cordero y salchicha local. Es un plato que llena el alma, especialmente si se acompaña de un vaso de vino tinto de la región de Languedoc.
De noche, Carcassonne se transforma en un cuento de hadas, con los muros de la ciudad iluminados contra el cielo estrellado. Es un recordatorio de un tiempo pasado que aún vive en estas piedras antiguas, una historia que espera ser descubierta.
Perpignan
A un tiro de piedra de la frontera con España, se encuentra la enérgica y colorida ciudad de Perpignan .
El corazón de Perpignan late en el Castillet, una antigua puerta de la ciudad y prisión, ahora convertida en museu. Este robusto edificio de ladrillos rojos domina el paisaje de la ciudad y ofrece una vista panorámica desde su terraza. Puedes sentir el pulso de la historia en sus muros, recuerdos del pasado de la ciudad como capital del reino de Mallorca.
No muy lejos se encuentra la Cathédrale Saint-Jean-Baptiste, un majestuoso edificio gótico que ha soportado el paso del tiempo desde el siglo XIV. Sus intrincadas vidrieras y la inmaculada nave central atraen a los visitantes a un silencio reverencial.
El Palais des Rois de Majorque, una fortaleza y palacio palaciego, se alza en la colina de Puig del Rey, ofreciendo vistas incomparables de la ciudad y las montañas circundantes. El palacio es un testimonio de la influencia mallorquina y catalana en Perpignan, un legado que se vive en la cultura y la lengua de la ciudad hasta el día de hoy.
La ciudad se vuelve especialmente animada durante el verano, durante el festival anual de música y danza tradicional catalana, la Festa Major, y el prestigioso festival de fotoperiodismo, Visa pour l’Image.
En cuanto a la gastronomía, los sabores de Perpignan son una mezcla de lo mejor de la cocina francesa y catalana. Prueba el «boles de picolat», albóndigas con aceitunas negras y chocolate, o el «cargolade», caracoles a la brasa, acompañado de un vaso de vino tinto local. Y para los amantes de los dulces, la «touron», una especie de turrón, es una delicia.
Si buscas tranquilidad, el Basse, un antiguo canal de riego transformado en paseo, es un oasis de verdor en medio de la ciudad. Los plátanos que lo bordean ofrecen una sombra fresca, perfecta para un picnic o simplemente para relajarse después de un día de exploración.
Perpignan es una ciudad de contrastes, un lugar donde la historia y la modernidad coexisten. Es una ciudad con sabor a sol y mar, donde cada rincón cuenta una historia y cada historia invita a quedarse un poco más.
Continuamos nuestra ruta.
ahora nuestro viaje va desde Perpignan hasta Foix, es como abrir un libro lleno de historias antiguas y paisajes cautivadores. El trayecto de aproximadamente dos horas y media por carretera te transportará a través del corazón de la región de Occitania.
Al dejar Perpignan, te despides de la llanura costera y te adentras en las colinas cubiertas de viñedos. Aquí, la influencia catalana es fuerte y se puede ver en las bodegas de vino que salpican el paisaje.
Cucugnan
La primera parada obligatoria en esta ruta es el encantador pueblo de Cucugnan, anclado en la ladera de una colina. Que parece haber sido sacado de un cuento de hadas.
Cucugnan se hizo famoso gracias a la historia de «El Cura de Cucugnan» del escritor francés Alphonse Daudet, que aparece en sus «Lettres de mon moulin» (Cartas desde mi molino). La historia describe a un cura ingenioso que inventa una historia sobre el Cielo y el Infierno para asegurarse de que sus feligreses asistan a la misa.
Hoy en día, los visitantes pueden explorar la antigua iglesia de Notre-Dame de Cucugnan, con su encantadora campanario de madera, y hacer una visita al molino de viento restaurado, que aún funciona y produce harina. Desde la cima del molino, los visitantes pueden disfrutar de vistas panorámicas de la región, incluyendo las fortalezas cercanas y los viñedos.
Las calles empedradas de Cucugnan están llenas de encanto y tranquilidad, y un paseo por el pueblo es como un viaje en el tiempo. Aunque es pequeño, el pueblo ofrece una selección de lugares para comer y beber, así como alojamientos para los visitantes.
Situado entre las imponentes fortalezas cátaras de Quéribus y Peyrepertuse, este tranquilo pueblo se encuentra en el corazón de los Corbières, una región conocida por sus suaves colinas y sus viñedos.
No se puede hablar de Cucugnan sin mencionar los vinos de la región. Los viñedos de las Corbières producen vinos con Denominación de Origen Protegida (DOP) que son bien considerados, y una visita a una bodega local es una excelente manera de probar la rica tradición vinícola de la región.
Siguiendo el camino, llegaremos a la pequeña ciudad de Quillan, un lugar ideal para hacer una pausa y disfrutar de un picnic a orillas del río Aude. La ciudad es conocida por su mercado semanal y su festival de folclore en agosto.
Desde Quillan, la carretera D117 te llevará directamente a Foix, pero te recomiendo desviarte un poco para explorar el encanto de los pueblos circundantes.
Mirepoix
Conocida por sus impresionantes plazas porticadas y su herencia medieval, esta pequeña ciudad es una joya escondida en el campo francés.
La plaza central de Mirepoix, la Place des Couverts, es un espectáculo digno de verse. Sus edificios de entramado de madera, con sus coloridos soportales y fachadas, datan del siglo XIII. Las casas incluyen la «Maison des Consuls», que cuenta con más de 150 tallas de madera en sus vigas, representando figuras humanas, animales y mitológicas.
Alrededor de la plaza, encontrarás una variedad de tiendas, cafeterías y restaurantes donde puedes probar la deliciosa gastronomía local.
Nos dirigimos depués hacia el Castillo de Montségur es una fortaleza catara en ruinas situada en la comuna de Montségur, El castillo se alza sobre un peñasco de piedra caliza, conocido como pog, a 1.207 metros de altura, ofreciendo unas impresionantes vistas panorámicas de los Pirineos y los verdes valles circundantes.
Históricamente, el castillo de Montségur es conocido como el último bastión de los cátaros, una secta cristiana que floreció en el sur de Francia durante los siglos XII y XIII, antes de ser perseguida por la Iglesia Católica durante la Cruzada Albigense. Durante un sitio que duró diez meses en 1243-1244, los cátaros refugiados en Montségur resistieron antes de rendirse ante las fuerzas de la Inquisición. Más de 200 de ellos fueron quemados en la hoguera por negarse a renunciar a su fe.
El castillo que vemos hoy en día, sin embargo, no es el mismo que ocuparon los cátaros. Las estructuras actuales son las ruinas de una fortaleza construida en el siglo XIII, después de la caída del castillo cátaro original. Aun así, el lugar emana un fuerte sentido de historia y misterio. A menudo se asocia con leyendas de tesoros perdidos y el Santo Grial.
Los visitantes pueden llegar al castillo a través de una empinada caminata de unos 30 minutos desde el pueblo de Montségur. Una vez en la cima, pueden explorar las ruinas, visitar el museo local que alberga una variedad de artefactos cátaros, y disfrutar de las impresionantes vistas de los alrededores.
Montségur, hogar de uno de los castillos cátaros más emblemáticos, son detenimientos imprescindibles.
¿Como tenemos las rodillas, tanto subir y bajar?
Foix
Foix, enclavada en los Pirineos franceses y regada por las aguas del río Ariège, es la capital del departamento de Ariège en la región de Occitania.
Su antigüedad y la belleza de su patrimonio histórico y natural la convierten en un destino de viaje fascinante
El imponente Château de Foix domina la ciudad con su torreón del siglo XI. Puedes explorar el castillo y su museo para descubrir la turbulenta historia de los cátaros en la región.
Este impresionante castillo medieval fue la residencia de los Condes de Foix y jugó un papel crucial durante la Cruzada Albigense en el siglo XIII. La estructura consta de tres torres, cada una con su propio encanto y historia. La Torre Redonda, con sus gruesas murallas, sirvió de prisión durante muchos años, mientras que la Torre del Tesoro albergaba los archivos del condado.
Hoy en día, el castillo alberga un museo que narra la historia de Ariège desde la Prehistoria hasta nuestros días. Aquí podrás descubrir las formas de vida de los pueblos antiguos, la historia de los cátaros y los secretos del feudalismo.
Bajando del castillo, las calles estrechas y serpenteantes del casco antiguo de Foix te invitan a un relajante paseo. Encontrarás casas de entramado de madera, pequeñas plazas escondidas y la colorida iglesia de Saint-Volusien, con su impresionante órgano y hermosos frescos.
Además, Foix se enorgullece de su vibrante escena cultural, con eventos como el Festival de Jazz a Foix, y su gastronomía, famosa por los croustade aux pommes, un delicioso postre de manzana, y el mounjetado, un guiso de alubias blancas con cerdo.
En resumen, Foix es un lugar lleno de encanto e historia, un lugar donde puedes perder el sentido del tiempo mientras exploras las marcas del pasado.
No te olvides de degustar la cocina local durante tu viaje. Del Cassoulet, un estofado de alubias y carne, a la croustade aux pommes, un postre de manzana y hojaldre, la región de Occitania es un festín para los amantes de la comida.
Desde Foix, iniciamos el viaje hacia el oeste que nos llevará a través de una variedad de paisajes impresionantes, desde las montañas de los Pirineos hasta las llanuras y viñedos del suroeste de Francia.
A tan solo una hora de Foix, llegamos a Sent Gironç (Saint-Girons), una pintoresca ciudad que se encuentra en la confluencia de los ríos Lez y Salat. Las calles del centro de la ciudad están salpicadas de casas con entramado de madera y, cada sábado, la ciudad se llena de color y vida con su famoso mercado al aire libre, donde los agricultores locales venden productos frescos, quesos y embutidos.
Más al oeste, encontramos Sent Gaudenç (Saint-Gaudens), una ciudad famosa por su Romería de Pentecostés y su festival de jazz. No olvides visitar la Colegiata de Saint-Pierre, un monumento histórico de Francia, que destaca por su claustro románico.
Lorda (Lourdes)
Antes de llegar a Tarbes, es obligatorio detenerse en Lorda ( Lourdes), uno de los santuarios más importantes del catolicismo.
Es conocida en todo el mundo por las apariciones marianas que se dice que tuvieron lugar allí en 1858.
Cada año, millones de peregrinos llegan para venerar a la Virgen María.
El Santuario de Nuestra Señora de Lourdes: Este es el sitio religioso más importante de la ciudad y el segundo lugar de peregrinación más visitado del mundo.. Consiste en varias iglesias y basílicas, incluyendo la Basílica de la Inmaculada Concepción, la Basílica de Nuestra Señora del Rosario y la Basílica de San Pío X, así como las Grutas de Massabielle, donde según se informa, la Virgen María se apareció a Bernadette Soubirous, una niña local de 14 años. Los fieles suelen visitar la gruta y beber o bañarse en las aguas del manantial que allí brota, que se cree tiene propiedades curativas.
Antes de ser famosa por las apariciones, Lourdes era una pequeña ciudad fortificada. Château Fort situado en lo alto de un promontorio rocoso, es una de las fortalezas mejor conservadas de la región y alberga el Museo de los Pirineos, con exposiciones sobre la vida tradicional, la fauna y la geología de la región.
El Pic du Jer es el pico que domina Lourdes, accesible por un funicular. Desde la cima, se pueden disfrutar vistas panorámicas de la ciudad y de los Pirineos circundantes. Hay senderos para caminar y una cueva para explorar.
Cada año en febrero se celebra en Lourdes la Jornada Mundial de los Enfermos, un evento que atrae a numerosos peregrinos. También destaca la procesión de las Antorchas, que tiene lugar cada noche.
En resumen, aunque Lourdes es principalmente conocida como un lugar de peregrinación religiosa, también tiene mucho que ofrecer a cualquier visitante, desde su rica historia y su patrimonio cultural hasta su impresionante entorno natural.
Tarba (Tarbes)
Finalmente, llegamos. Una joya que a menudo se pasa por alto. Rodeada de las majestuosas montañas de los Pirineos y conocida por su rica historia y cultura, Tarbes tiene mucho que ofrecer a sus visitantes.
Comencemos nuestro tour en el corazón de la ciudad, la Place de la Mairie. Esta plaza es el lugar perfecto para comenzar tu exploración de Tarbes. Aquí encontrarás el impresionante Hôtel de Ville (Ayuntamiento), una joya arquitectónica que data del s.XIX.
A solo unos pasos de la plaza, se encuentra el Jardin Massey. Este parque público, diseñado por el paisajista Placide Massey en el s.XIX, es un verdadero oasis de tranquilidad en medio de la ciudad. La torre Massey, situada en el centro del parque, alberga un pequeño museo de horticultura y una impresionante colección de arte oriental.
Continuando por la Rue Maréchal Foch, llegarás al Museo de la Resistencia y la Deportación. Este museo proporciona un conmovedor testimonio de la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial y honra a los deportados a campos de concentración y exterminio.
Otra parada obligatoria en Tarbes es el Haras National.
conocido localmente como «Les Haras de Tarbes», es un lugar muy especial en el corazón de la ciudad de Tarbes. Su historia se remonta a 1806, cuando Napoleón Bonaparte ordenó la creación de una red de establos militares en toda Francia para suministrar caballos al ejército. El de Tarbes es el más antiguo de estos establos y, a lo largo de los años, ha mantenido su prestigio y su papel como centro de excelencia en la cría de caballos.
Una de las características más notables del Haras es su colección de carruajes históricos, que proporciona un fascinante vistazo al pasado. Los visitantes pueden ver carruajes de todo tipo, desde los utilizados para el transporte diario hasta los elegantes carruajes de ceremonia.
El Haras National de Tarbes también es famoso por su raza equina local, el «Cheval de Tarbes». Esta raza, que fue especialmente valorada por los militares por su resistencia y habilidad para la carga, es ahora reconocida por su temperamento tranquilo y su aptitud para diversas actividades ecuestres, desde la equitación de ocio hasta los deportes competitivos.
Si eres un amante de la música, no te puedes perder el Festival Tarbes en Tango, un evento anual que atrae a bailarines y aficionados del tango de todo el mundo.
Por último, pero no menos importante, asegúrate de probar la gastronomía local. Tarbes es famosa por su «Tarbais Bean», una variedad de alubia blanca protegida por la Denominación de Origen Protegida (DOP). También se puede disfrutar de platos tradicionales de la región, como la «garbure», una sopa a base de alubias y verduras.
¿Estás listo para un viaje lleno de historia, paisajes espectaculares y gastronomía excepcional?
Dejamos Tarba y partimos hacia el norte.
Desde Tarbes, toma dirección norte. Pasarás por pueblos llenos de encanto como Vic-en-Bigorre y Maubourguet. Pero antes de dejarte atrapar por sus rincones, haz una parada en el pequeño pero encantador Marciac, conocido mundialmente por su Festival Internacional de Jazz que se celebra cada verano.
Continúa hacia el norte hasta llegar a Auch, la capital histórica de Gascuña.
Auch
Como si hubieras sido transportado a través del tiempo, llegas a la pintoresca ciudad de Auch, capital de Gascogne, con sus calles empedradas y casas antiguas, todas bañadas en un cálido resplandor dorado del sol de la tarde. Te encuentras parado en la Place Salinis, un tranquilo espacio verde con una vista panorámica del río Gers y la campiña circundante.
Después de disfrutar de la vista, emprendes la aventura por las calles empedradas que serpentean cuesta arriba. Sigues los antiguos muros de piedra hasta encontrarte con la imponente Catedral de Sainte-Marie. Su fachada gótica parece tocar el cielo azul, y la tranquilidad que impone este edificio te deja sin aliento. Atraviesas su enorme portal y te encuentras en un santuario de quietud. Las vidrieras bañan el interior en una luz etérea, y el órgano del siglo XVII proyecta un aire de majestuosidad.
Una vez que sales de la catedral, te diriges hacia la Escalier Monumental . Finalizada en 1863, con un desnivel de 35 m y sus 234 escalones (374 en total).
En el primer rellano frente a la fuente, se encuentra una escultura contemporánea «L’observatoire du temps» de Jaume Plensa. El texto evoca la bíblia el Diluvio y recuerda las catastróficas inundaciones de 1977.
Desde el rellano inferior, hermosa vista sobre el valle de Gers. En el horizonte sur, detrás de la línea de los cerros, podemos ver, en un día claro, la cadena de los Pirineos.
En el rellano, más abajo, la estatua de bronce, obra de Michelet, lleva la efigie del pueblo gascón más famoso: Charles de Batz, más conocido con el nombre de d’Artagnan,
Continuas tu caminata por las calles estrechas hasta llegar a la Torre de Armagnac. Esta antigua torre de prisión es ahora un mirador con una vista panorámica de 360 grados. Luego, te adentras en los jardines de la Prefectura y la Garenne, con su verdor y su tranquilidad, proporcionando un perfecto descanso en tu exploración.
Tu último destino es el Musee des Ameriques. Las colecciones del museo te transportan a través de los siglos y culminan tu inmersión en la historia de esta encantadora ciudad.
Al final del día, al anochecer, te encuentras en el corazón de Aush, con la silueta de la catedral recortada contra el cielo nocturno, sintiéndote un poco más gascón. Y aunque el viaje por Auch ha llegado a su fin, sabes que los recuerdos de este día perdurarán mucho tiempo después de haber abandonado esta hermosa ciudad.
Desde Auch, nos dirígimos al este siguiendo la ruta el valle del Baïse que nos guiará hacia la Abbaye de Flaran (abadía de Flaran) fundada en 1151 y de un precioso estilo románico, es una de las abadías cistercienses mejor conservadas del sudoeste de Francia.
Condom
También conocida como Condom-en-Armagnac, es una pequeña ciudad encantadora ubicada en el departamento de Gers. Esta pintoresca localidad forma parte de la región histórica de Gascogne y se encuentra en la ruta de Santiago de Compostela, lo que la convierte en un punto de parada popular para los peregrinos.
Una de las atracciones principales de Condom es su imponente Cathédrale Saint-Pierre de Condom, que se alza majestuosamente en el corazón de la ciudad. Esta iglesia de estilo gótico fue construida en el siglo XVI y es famosa por su impresionante órgano y hermosos vitrales.
En el centro de Condom encontrarás una curiosa estatua que representa a los famosos personajes literarios de D’Artagnan y los tres mosqueteros, una obra de Zurab Tsereteli. D’Artagnan, aunque ficticio, se basa en Charles de Batz de Castelmore, nacido cerca de Condom.
Otro lugar de interés es el Musée de l’Armagnac, que narra la historia de la producción del brandy Armagnac, famoso en la región de Gascuña. En este museo, ubicado en un antiguo palacio episcopal, podrás aprender todo sobre el proceso de destilación y la importancia de este licor para la región.
Además, Condom nos ofrece un impresionante paisaje natural con su ubicación a orillas del río Baïse. Aquí, puedes disfrutar de un tranquilo paseo por el río, alquilar un bote para un pequeño crucero o simplemente sentarte y admirar la serenidad del paisaje.
Una ciudad llena de historia y cultura, rodeada por la belleza natural de la campiña francesa y con mucho que ofrecer a sus visitantes.
Atravesando bosques y viñedos,nuestro próximo destino es la impresionante fortaleza de Larressingle
Larressingle
. Conocida como la «Petite Carcassonne du Gers», es una de las localidades más pintorescas de la región.
Este pequeño pueblo medieval fortificado está considerado uno de los «Plus Beaux Villages de France«, es decir, uno de los pueblos más bellos de Francia, y es un lugar lleno de historia y encanto.
Rodeada por murallas defensivas completas, Larressingle parece un escenario de película sacado de la Edad Media. La entrada al pueblo se realiza a través de una puerta fortificada que se encuentra en el único punto de acceso al recinto, en el que se ubican las pocas casas del pueblo y la iglesia.
Este pequeño pueblo medieval, a menudo comparado con un decorado de película, nos transportará a una época de caballeros y castillos.
Proseguimos nuestro viaje
Moncrabeau
Puede parecer una localidad tranquila a primera vista, pero tiene una característica peculiar que la distingue: es la «capital mundial de los mentirosos».
El «juego de la mentira» es una tradición que se remonta al siglo XVIII en Moncrabeau. Cada año, en agosto, se celebra «Le Festival International de Menteries» (Festival de los Mentirosos), un evento único y alegre donde los participantes se sientan en un trono de madera y cuentan las historias más extravagantes e increíbles, intentando superar a los demás con sus mentiras.
El pueblo tiene un tribunal de mentirosos, formado por 40 miembros vestidos con trajes rojos y verdes, que otorgan el título de «Rey de los Mentirosos» al participante que cuente la mentira más creativa y convincente. Este título se conserva hasta el próximo festival.
Pero Moncrabeau no es solo mentiras. Está ubicada en la región de la Gascuña, conocida por sus bellos paisajes de colinas suaves, viñedos y campos de girasoles. El área también es famosa por sus deliciosos productos locales, incluyendo foie gras, vinos y Armagnac.
Nos dirigimos dirección noreste hasta llegar a la «Ville d’Art et d’Histoire» de Nérac. No te pierdas el Château de Nérac y los encantadores paseos a orillas del río Baïse.
Cahors
Finalmente, llegamos a nuestro destino.
Acompáñame en este fascinante recorrido por Caors( en Occitano), la joya medieval del suroeste de Francia. Nuestro viaje comienza en las serpenteantes calles de piedra, donde el murmullo del río Lot nos da la bienvenida y nos invita a explorar. Optimizamos nuestro viaje con estas paradas esenciales, cada una de ellas se despliega como un capítulo en la novela de este lugar histórico.
Al atravesar el famoso Pont Valentré, uno de los puentes medievales más hermosos y mejor conservados de Francia, la historia cobra vida. La triple torre del puente emerge como un hito distintivo, inmortalizado en piedra caliza. Pero más que solo una hazaña arquitectónica, el puente cuenta historias de leyendas y folclore. Presta atención a la pequeña escultura del diablo en una de las torres, un guiño a la leyenda que rodea la construcción del puente.
Desde el puente, la ciudad se abre a nosotros con su encanto distintivamente medieval. El antiguo barrio, conocido como Soubirous es un laberinto de callejuelas estrechas que desembocan en plazas sombreadas por árboles, bordeadas de casas con entramado de madera. Una manera de descubrir la ciudad hacerlo siguiendo los jardines secretos.
Aquí se encuentra Cathédrale Saint-Étienne. Impresionante catedral católica romana, uno de los pocos ejemplos existentes de una catedral fortificada. Fue construida en el siglo XI y es famosa por su arquitectura románica y gótica única, que combina elementos de ambos estilos. Es una de las primeras catedrales góticas en el sur de Francia y está designada como Monumento Histórico por el Ministerio de Cultura de Francia y patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1998
Una característica distintiva de la catedral es su cúpula bizantina gemela, que es única en Francia. Las cúpulas, que dominan el horizonte de la ciudad, fueron construidas para resistir los asaltos durante las épocas turbulentas de la Edad Media.
En el interior, uno de los tesoros más preciados es el fresco del siglo XIV «El Juicio Final», que cubre la pared trasera del coro. Otro detalle importante es la magnífica puerta de bronce del siglo XII en la entrada sur, que presenta escenas bíblicas talladas.
A pocos pasos, nos encontramos con el Mercado de Cahors, un festín para los sentidos. El aroma de los quesos regionales, los embutidos ahumados y la miel fresca llena el aire. ¿ Provamos el malbec de Cahors?, es el vino tinto local, robusto y terroso.
En el corazón de la ciudad, descubrimos el secreto mejor guardado de Cahors, el Cloître de Saint-Barthélémy, un antiguo claustro situado en el corazón de Cahors. Es un hermoso y tranquilo lugar lleno de historia. Fue construido en el siglo XI como parte de un antiguo monasterio que fue desmantelado en el siglo XVIII. Hoy en día, el claustro está abierto al público y es un lugar perfecto para pasear y reflexionar.
Las galerías de arcadas del claustro están llenas de encanto y proporcionan una sensación de calma y tranquilidad. Desde aquí, puedes disfrutar de vistas al antiguo jardín monástico, que ha sido cuidadosamente restaurado y ahora alberga una variedad de plantas y flores.
En resumen, tanto la Catedral de Saint-Étienne como el Cloître de Saint-Barthélémy son lugares llenos de historia y belleza, que reflejan el rico pasado medieval de Cahors. Son lugares que no te puedes perder en tu visita a esta fascinante ciudad
Occitania, es una delicia para los amantes de la comida y la bebida. Sus montañas, valles y costas proporcionan una gran variedad de productos frescos que se utilizan en una multitud de platos locales. Aquí te dejo algunas sugerencias para disfrutar de los sabores auténticos de Occitania:
- Cassoulet: Este es un plato icónico de la región, originario de las ciudades de Carcasona, Castelnaudary y Toulouse. Es un estofado lento de alubias blancas con varios tipos de carne, como cordero, cerdo y salchichas. La receta varía según la ciudad, ¡así que vale la pena probar todas las versiones!
- Foie Gras: En Occitania, el foie gras se sirve en muchas formas: fresco, semicocido, cocido o en terrina. Se sirve a menudo con un chutney dulce y salado para complementar su riqueza.
- Trufa negra de Quercy: Esta trufa de alta calidad se recolecta en invierno y se utiliza en una variedad de platos, desde pastas y risottos hasta foie gras y huevos.
- Roquefort: Este queso azul cremoso y fuerte se elabora con leche de oveja y se madura en las cuevas de Roquefort-sur-Soulzon. Es perfecto para disfrutar solo o para dar sabor a ensaladas y postres.
- Aligot: Este plato de puré de patatas mezclado con queso fresco, mantequilla, crema, ajo y pimienta es un favorito en los menús de invierno.
- Vin: La región de Occitania produce una amplia gama de vinos. No te pierdas el Malbec de Cahors, los vinos espumosos de Limoux y los vinos rosados y blancos de Languedoc.
- Crème catalane: Este postre es la versión occitana de la crème brûlée. Se condimenta con canela y corteza de limón y se cubre con una capa de caramelo crujiente.
Estas son solo algunas de las delicias que puedes degustar en Occitania.
Ahora disfrutemos de lo explorando, y de los sabores únicos de esta región.